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El Blog de Jordi Fortuny

Optima infinito

¡Qué suerte, somos vagos por naturaleza!

| tiempo de lectura 3:26'

Sí, somos vagos por naturaleza. Y aunque podría parecerlo, esto no es del todo malo.

Nuestros ancestros comían cuando podían, no cuando les apetecía. Esto ha hecho que, como consecuencia de nuestra evolución, estemos diseñados para ahorrar el máximo de energía.

Sin ir más lejos, los hábitos son sencillamente un recurso que hemos desarrollado con el fin de ahorrar el máximo de energía. A base de repetir, vamos automatizando nuestros comportamientos para poder hacer lo que sea sin apenas esfuerzo. Es decir, sin gastar energía. Qué va (iba) muy cara.

Así, entre opciones equivalentes, de manera natural, siempre elegimos la que a priori se nos antoja más fácil. Esto es como el agua, que siempre circula por el camino más fácil.

En realidad, todo esto es un poco más complicado. Lo que analizamos es el ROI (Retorno de la Inversión) de este comportamiento. Dicho en otras palabras: si el balance de lo que invierto respecto a lo que obtengo se nos antoja favorable. Por eso en la teoría de los hábitos se habla de la recompensa como uno de los elementos clave para manejarlos.

Pero bueno, hay mucha bibliografía sobre este tema y no es mi intención profundizar ahora demasiado en ello. Si te interesa la cuestión te recomiendo leerte Atomic Habits de James Clear, o The Power of Habit de Charles Duhigg.

Lo que pretendo en este post es compartirte un aprendizaje, tip, o buena práctica (llámalo como quieras) que sin costar demasiado, seguro que te va a venir de lujo.

Y este pasa por aprovechar que somos vagos por naturaleza.

Hace unos meses, hablando con Irene, y comentando la configuración de nuestros teléfonos, yo le explicaba que me había puesto los accesos directos de las aplicaciones en carpetas, para quitármelas de la vista y reducir tentaciones. Solo tenía a mano las que para mí son realmente imprescindibles: GCalendar, Napkin Note y Dynalist. Por supuesto, lo de tener las notificaciones desactivadas, ya es natural en mí, hace mucho tiempo que hice este paso.

Ella me comentó que iba un paso más allá y que tenía el móvil configurado para que no se le instalaran accesos directos a las apps, que para abrir alguna tenías que hacer uso del buscador. Para que te hagas una idea, haciendo esto, tu teléfono queda con la pantalla totalmente vacía. Casi tiene un aspecto de teléfono inútil.

Me dije, oye, pues voy a probarlo, y borré todos los accesos directos y carpetas. Solo dejé a la vista las tres apps imprescindibles. Y flipa. Mi consumo de teléfono desde entonces ha bajado en picado. Y mira que con mi táctica de las carpetas ya me parecía tenerlo controlado.

El simple hecho de tener que ir al buscador y teclear que app quiero me ha representado un gran ahorro de tiempo en tonterías. Mi cerebro, haciendo un cálculo instantáneo del ROI de la acción, ha decidido, la mayoría de las veces, que no le compensaba buscar —por ejemplo— el Instagram.

Esta, a priori, chorrada, me ha hecho reflexionar y replicar esta táctica en otras cosas.

¿Quieres entrar menos en el correo electrónico? ¿O navegar por internet? Aléjate de los accesos directos y ponles a estas aplicaciones contraseñas para abrirlas del tipo «En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme» y verás que solo vas a entrar cuando realmente lo necesitas.

¿Quieres ver menos la televisión o jugar menos con la consola de videojuegos? ¡Desenchúfalo! La vaguería de agacharte a enchufarlo ya será razón suficiente para reducir el consumo.

De la misma manera, en sentido contrario, las cosas que si quieres hacer, póntelas fácil, fácil. Si quieres salir a correr por la mañana, casi que te diría que duermas con las zapatillas puestas. O como mínimo, con la ropa preparada y a mano al lado de la cama.

Si quieres comer sano, pon todo lo sano a la altura de tu vista y al alcance de tu mano en la nevera. Y las delicias de chocolate en el rincón de peor acceso 😉

¿Vas viendo por donde voy? Lo que no quieras: póntelo difícil. Lo que quieras: póntelo fácil.

Mucho se ha criticado por las redes sociales estos supermercados que venden unos huevos fritos hechos y envasados, o mandarinas y plátanos pelados. ¿Te crees que son tontos? Al contrario, la gente de marketing es muy pillina.

Y saben que, como somos tan vagos, y nos cuesta tanto pelarnos una mandarina o romper un huevo, van a triunfar. Ni que lo que ofrezcan nos parezca a priori… ¿antinatural?

Y yo te digo, oye, que si compras las mandarinas o los plátanos pelados y esto hace que comas más fruta, pues a mí me parece genial.

De verdad que somos muy, muy vagos. Vagos por naturaleza. Aprovéchalo.

Comentarios

Luis X. González avatar
Luis X. González


Muchas gracias Jordi por tu post.
Me robo tu frase "Lo que no quieras: póntelo difícil. Lo que quieras: póntelo fácil", para tenerla más presente en mí día a día.

Un abrazo!

Luis X. González

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